sábado, 21 de enero de 2012

Phnom Penh - Khmeres rojos

Capital camboyana en la que estuvimos un par de días solamente pensando que a lo largo del viaje por Camboya volveremos a cruzarnos en su camino. Después del ajetreo del Mekong por Vietnam, nos tomamos la visita a la ciudad con calma, paseando y aclimatándonos a la vida de aquí. La moneda local es el riel, pero lo que funciona y lo que te dan los cajeros es el dólar americano, así que el gasto queda mucho mas claro a partir de ahora.

Edificaciones Khemer
En la ciudad se pueden ver nada mas llegar las edificaciones estilo Khmeres, peculiares y de una belleza muy característica, resaltan sobretodo el palacio real y los diversos templos que hay alrededor de la ciudad, que junto con la pagoda de plata son los sitios de obligada visita.

Pero lo que de verdad nos hizo entrar en contacto con la historia camboyana el campo de exterminio de los jemeres rojos a las afueras de la ciudad. Phnom Penh, como toda localidad grande de Camboya, sufrió la tiranía y los sueños de extremo comunismo de Pol Pot que cuando llego al poder estableció un orden que junto con sus queridos jemeres rojos expulsaron a la gente de las ciudades con el propósito que el país perteneciera al pueblo llano, a los campesinos, de forma que reclutaba a la gente de las ciudades y los mandaba a campos de trabajo donde cultivaban la tierra a razón de 12 o mas horas diarias, sin apenas comida y muriéndose de hambre. Pero esa parte te tocaba si tenias suerte, a las personas que mostraban un signo de inteligencia o de superioridad cultura sobre los demás, saber un idioma o ser profesores o tener estudios, no se les enviaba a campos de trabajo, se les subía a camionetas que bajo la promesa de una vida mejor, acababan en un recinto como el de Choeung Ek que su historia es la siguiente…

Estupa
Choeung Ek es un recinto apartado de la ciudad, perdido de la mano de cualquier dios conocido. Se construyo un muro de piedra de 2 metros de altura a su alrededor y casetas para los guardias a las afueras del recinto. Cuando un camión lleno de personas inocentes procedentes de las prisiones del país llegaba al lugar, iban atados de pies y manos y vendados, para que ninguno pudiera escapar durante el trayecto. Al llegar se descargaban a los prisioneros y se les pasaba lista, apuntando y haciéndoles firmar en una hoja, estaban firmando su sentencia de muerte. Atronadora música sonaba por todo el recinto con himnos de la revolución tanto de día como de noche que junto con el generador de electricidad ahogaba los gritos de desesperación y dolor que se perdían en la oscuridad. Centenares de tumbas se amontonan en el exterior del recinto, algunas excavadas y otras por descubrir, pero al no haber espacio para tantos restos humanos, se ha decidido no seguir excavando. Mas de 10.000 personas murieron en este campo de exterminio donde no siempre se les disparaba para ahorrar balas, se usaban herramientas de campo, martillos, azadas o los propios puños para perpetrar el asesinato y se enterraban en fosas comunes con productos químicos para que en el caso de que la muerte no fuera inmediata, los tóxicos hicieran el resto del trabajo.

Hoy en día no queda nada del recinto en pie, pero si que perduran las tumbas. Un entramado de caminos se abre paso a través de ellas, teniendo la sensación que debajo de ti quedan miles de cuerpos por desenterrar. En el lugar del muro ahora se levanta una estupa en conmemoración de los muertos, en ella se encuentran depositadas miles de calaveras de los asesinados junto con otros huesos mas pequeños, esta repleta y no cabe un hueso mas así que se ha decidido dejar descansando en paz al resto de los fallecidos en el campo.

Restos de los asesinatos
Este lugar te pone los pelos de punta, no solo por los cruentos asesinatos que tuvieron lugar, si no porque entre ellos se encontraban a su vez, mujeres y niños e incluso un árbol solitario en el recinto era empleado por los soldados para asesinar a bebes, sujetándolos por las piernas y golpeándoles la cabeza contra el tronco. Es escalofriante pensar todo lo acontecido y el sufrimiento de las personas durante aquella época, que parece remota, pero que solo cuenta con 40 años de historia y todavía existen restos de jemeres rojos por el país.

A día de hoy los principales responsables de aquella masacre han sido juzgados, todo acabo con la invasión de Vietnam en el país en 1979, 4 años después de la llegada al poder de los jemeres rojos, pese a ello, la herida que ha dejado este suceso en el país es palpable por todo el territorio, aunque su gente nos regala una sonrisa cada vez que nos cruzamos con ellos. Pese a los juicios Pol Pot murió antes de ser juzgado, bajo arresto domiciliario y habiendo vivido una larga vida, no como muchas de sus victimas que apenas cumplieron los 2 años.

Seguimos camino por Camboya, para conocer la belleza de un país que guarda en su interior las risas de los niños y los paisajes arrebatadores que tanto deseamos ver y dejamos como un paréntesis en la historia este episodio negro que avergüenza a cualquier persona con un mínimo de sensibilidad.

2 comentarios:

  1. Se nota que te ha impactado pero lo peor de todo es que parece ser algo que tiene que ver con lo peor de la condición humana ya que estos episodios se pueden observar, demasiadas veces, a lo largo de la historia. Siento que os hayais tenido que enfrentar con ello pero es absurdo obviarlo.
    Procurar disfrutar del resto.

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  2. Una historia de primera mano de los Kjermes rojos... que no han sido los unicos en el sigloXX de tales atrocidades ... muchas de ellas en nombre del totalitarismo y en su mayor parte de signo socialista, con nacionalismo ó con marxismo.El fundamentalismo en nuestros dias quiere seguir la estela.
    La cantidad de gente que murió por el solo hecho de vivir en libertad
    Pero en la vida todo pasa y la fuerza vital de esos pueblos, su harmonia, y sus sonrisas han hecho del pasado un museo .. para que esa historia no se repita ni en Camboya ni en ningún sitio. La libertad es el camino ( como alguien dijo y yo repito).

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