miércoles, 1 de febrero de 2012

Ratanakiri - Cascadas, un lago y la muerte de un movil

Abandonamos Mondulkiri con un ligero dolor de culo pero una gran sensación de satisfacción al haber compartido un momento inolvidable atravesando la jungla a lomos de unos animales tan magníficos.

Nuestra siguiente parada fue Kratie, parada técnica donde de paso podíamos ver al esquivo delfín del Irawadi. Nos quedamos dos días y en el segundo alquilamos un bote con el que estuvimos una hora surcando las aguas del Mekong pudiendo disfrutar de la respiración de los delfines a nuestro alrededor y su figura emergiendo tímida de vez en cuando a la superficie. Relajante pero un poco caro unos 9$ persona.

Caminos Ratanakiri
Rápidamente y al día siguiente cogimos un autobús hacia la provincia de Ratanakiri, mas concretamente a la ciudad de Ban Lung. Al igual que Mondulkiri es una zona habitada por minorías étnicas y salpicada por pequeñas formaciones boscosas.

Si a Dorothy la guiaba un sendero de baldosas amarillas a través de Oz, a nosotros nos guiaban caminos de arena fina naranja de 5 cm de espesor, por donde nuestra moto alquilada se movía con dificultades. Pese a las complicaciones, conseguimos hacer un bello recorrido por las cascadas de los alrededores y un lago volcánico famoso en todo el país.

La primera cascada, la de Katieng pudimos disfrutarla a solas, bañándonos junto a su sonido ensordecedor jugueteamos como niños en el agua. Una experiencia relajante sentirse a solas en la jungla bañándote a los pies de una pequeña cascada bordeados de vegetación y lianas.
 
Katieng
Después del baño y al galope en nuestra moto, nos dirigimos a la segunda cascada, Kinchaan, mas fácil de llegar, se puede cruzar por un puente colgante hasta la otra orilla y esta vez en vez de bañarnos simplemente contemplamos a la gente local dándose un chapuzón en sus aguas. La mala pata de este recorrido es que debido al pobre estado en el que estaba la moto que se calaba cada dos por tres y que no tenia frenos traseros, al intentar bajar una cuesta de arena pronunciada e intentar frenar, nos caímos de costado, con la mala suerte que mi móvil se llevo todo el golpe y se rompió la pantalla. DEP hasta que consiga resucitarlo.

Kinchaan
Y por fin llegamos al plato principal. El gran lago volcánico Boeng Yeak Laom, un lugar sagrado para la gente local. Tras unos momentos de indecisión viéndose bañar a la gente totalmente vestida, decidimos que la mejor manera de integrarse era imitarles, así que sin pensarlo mucho más, al agua! Todas mis preocupaciones y resquemores por la perdida del móvil se desvanecieron conforme el volcán y sus aguas empapaban mis sentidos, no soy religioso ni creo en nada espiritual, pero he de decir que si existe la magia, este lugar tiene algo de mágico, eso seguro.


Esa cosa saltando soy yo en el lago
Al día siguiente pudimos recorrer con un guía y con dos motos los alrededores de la ciudad visitando excavaciones de gemas, poblados étnicos y comiendo en casa de nuestro guía, donde su madre y su hermano, que estaba como una regadera, nos obsequiaron con comida típica y relax en algunas de las hamacas del porche (por llamarlo de alguna manera) exterior.

Una región tranquila, con sitios fascinantes y poblados que todavía conservan su autenticidad, polvo naranja que te llena la ropa y los pulmones y un broche de oro para nuestra estancia en este maravilloso país. Mañana partimos a Laos y tengo la sensación que el tiempo se va a ir parando poco a poco… La calma Laosiana.

1 comentario:

  1. Muy bonito. Disfrutar y cuando tengais mucho calor acordaros que por aquí estamos teniendo una ola siberiana que durará unos días.
    Lo más bonito es la experiencia con las personas que vais encontrando.

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