martes, 12 de junio de 2012

Nepal - 1ª Parte


Solo faltaba la banda sonora para que aquello se convirtiera en una película de indiana Jones en vez de un viaje de placer. Montados en motos, recorriendo kilómetros por carreteras sin asfaltar en medio de plantaciones de te y de pueblos rurales íbamos esperando que en cualquier momento salieran los malos de detrás de los arbustos y nos arruinaran el viaje, íbamos de un lado a otro preguntando por el aeropuerto y a ser posible sin encontrar piquetes ni problemas por el camino…

Y es que solo se nos ocurre a nosotros pasar la frontera unos días antes que se estableciera la constitución nepalí, días en lo que todo son manifestaciones y protestas, no dejan viajar a nadie, cortan las carreteras y cierran los chiringos. Pero allí estábamos nosotros, cargados con los mochilones, saltando en la parte trasera de nuestras motos con cada bache y seguramente con una cara de agobio que era para habernos visto. Al final todo salió bien y pudimos llegar al aeropuerto y coger el vuelo que el día anterior nos había reservado la única agencia abierta de Kakarvitta. Al fin podíamos relajarnos un poco y por lo menos llegábamos a Kathmandu, allí todo era una incógnita pero por lo menos estábamos en la capital por si pasaba algo gordo.

Y paso algo gordo… La luz! Sin problemas pudimos coger un taxi desde el aeropuerto a Thamel, el barrio más turístico de Kathmandu, donde los ojos se nos abrieron como platos y la sensación de calidez se instalo rápidamente en nosotros. Después de India y su dureza fue muy gratificante encontrarse sin esperarlo con Thamel. Tiendas, restaurantes, hoteles… gente sonriente, limpieza… una maravilla después de tanta incertidumbre y tanta tensión.

Nuestros planes en la ciudad eran descansar y ver el país si se podía viajar por el hasta nuestro tour por el Tíbet, que pondría un broche de oro al viaje. Tras unos días de descanso y viendo que la situación del país no era tan dramática como nos la pintaban, partimos en busca del parque natural de Chitwan y posteriormente a Pokhara, entre medias un rafting por el rio Trisuli que nos sirvió para refrescarnos demasiado (todavía arrastro el resfriado) y es que el agua que baja de los Himalaya esta fría de cojones.

Chitwan merece la pena solo por su entorno, disfrutar del silencio, de los sonidos de la naturaleza, verde por todos lados, un paseo en canoa viendo cocodrilos y pájaros, un ligero paseo por el parque natural entre ciervos y jabalís, una visita al centro de cría de elefantes viendo pequeños dumbos y una incomoda vuelta en elefante (te echo de menos margarita) en la que poder ver a un rinoceronte dándose un baño no tiene precio. A esto le sumas que por fin comíamos carne y lo salpicas con un recital cultural en el teatro del pueblo podemos decir que fueron 3 días productivos, donde descansamos y disfrutamos de la primera impresión del país.

Y tras el chapuzón, Pokhara… Es una pena que nos hiciera bruma a lo largo de los dos días que estuvimos aquí porque la estampa promete y mucho. Un lago con montañas verdes en un lado y una calle (lakeside) al otro, donde se concentra la gran mayoría de la actividad turística de la ciudad. Hay infinidad de posibilidades y actividades para el turista, desde paseos en barca hasta parapente pasando por los típicos raftings, paseos a caballo y trekking de 20 días a los Annapurna. Toda esta postal estaría salpicada por los Annapurna reflejados en el lago, pero con tanta bruma es imposible verlos. No hemos tenido esa suerte pero hemos podido disfrutar de un par de días en el pueblo antes de recibir la llamada…

1 comentario:

  1. QUÉ PASADA! QUÉ ENVIDIA JAVIIII
    Bueno ya te vemos prontito..cuántas cosas tendrás en la retina, en la cabeza...en el corazón...vaya experiencia irrepetible...o...habrá otra? ;-)
    BSS.MARTA

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