Tras 2 meses de frenético viaje, hemos conseguido detener el
tiempo e incluso rebobinarlo.
Últimamente nos hemos visto encantados por los
canticos dulces y atrayentes de lo que yo llamo el triángulo de las bermudas
chino, es decir, nos ha costado casi 1 mes salir del centro de china. Pero por
fin hemos escapado de su embrujo mágico y nos hemos adentrado a la parte más
rural y más tradicional china que hemos visto en el viaje.
Magnificas vistas |
Tras llegar a Guilin, partimos directos a Yangshuo, pero no
nos quedamos, cogimos un minibús y nos plantamos en Xingping, mucho más aldea
que la bulliciosa y turística Yangshuo. Allí de entrada ya nos maravillaron las
vistas, montañas, arrozales, ríos serpenteantes, naturaleza, bambú… respirar
este aire te limpia los pulmones y los grises recuerdos de ciudades inmensas
quedan eclipsadas por el verde y el azul que bañan los paisajes.
El pueblo en si tiene un ambiente relajado, parece que va
todo a cámara lenta, se acelera un poco a nuestro paso con el grito de los
vendedores llamando nuestra atención, pero en definitiva el estilo de vida es
completamente diferente, nos miran con curiosidad, nos saludan amablemente y
nos sonríen tímidos de vez en cuando.
Aqui tiene una foto Clinton |
Decidimos salir de la urbe e intentar llegar andando a un
pueblo pesquero un poco más abajo del rio Li… Después de andar un par de horas,
llegamos al pueblo. La verdad es que encanto… no tiene demasiado, es cierto que
es viejo, muy viejo, casi tanto como al señor que le compre una moneda
supuestamente de plata (otra vez me habrán timado) y un libro chino de dibujos.
Eso sí, de repente nos vimos subidos a una azotea con fotos de Bill Clinton por
todos lados, haciéndose la foto justo donde yo tenía el culo. No tengo ni idea
de que hacia aquí Clinton, pero me ha parecido curioso.
En esta barquita de bambu volvimos |
Ya después de ver la aldea, decidimos volver a subir a
Xingping por el rio, en una de las miles de balsas de bambú que ofrecen sus
servicios a lo largo de la orilla del rio. El paisaje magnifico, la experiencia
de subir el rio a escaso cm del agua, bordeado por montañas verdes de pocos
metros de altura y siendo saludado por bueyes de agua, cormoranes y gente local,
no tiene precio.
Tan especial debe ser este sitio y tan bello, que ha sido
inmortalizado en el reverso de un billete de 20 Yuanes Chino. Y tan prendado he
quedado de sus paisajes que me llevo 3 cuadros pintados a mano de la zona de
una tienda con encanto en frente de donde comíamos cada dia.
Cueva Disco |
Antes de partir a Yangshuo y volver a la vida turística y
consumista, decidimos visitar dos cuevas. La primera la de la flor de Loto, no
tiene mucho interés ni en cuanto a dificultad ni aventura ni nada, bonita era,
con luces de colores por todos lados dando ambiente discotequero a una cueva,
tuvimos que pagar y no encontré el encanto que buscaba.
Eso sí, con mi disfraz de Indiana Jones puesto, decidimos
aventurarnos a una cueva salvaje, la del fantasma hambriento. La verdad es que
el nombre puede mosquear un poco, pero y si fuera verdad? Echamos a andar a
través de las aldeas de la zona, atravesando campos de cultivo, donde naranjos
flanquean el camino y te invitan a comerte alguno de sus manjares. Con la ayuda
de un pequeño mapa hecho por el recepcionista de nuestro hostal y con varias
preguntas a los lugareños dimos con la entrada.
Me llevo el cuadro de abajo a la derecha |
Oculta entre bambú la boca se abre enorme en la piedra,
mostrando unas fauces oscuras y tragándose la luz del sol que se filtra por los
bambúes. Tuvimos un pequeño problema con la gente local al intentar cobrarnos
una entrada, que por supuesto no accedimos y saltamos el murete de piedra que
habían colocado ellos para cobrar a turistas. Una vez dentro y a pocos pasos
del muro, comenzamos a escuchar como los amables chinos nos colocaban
barricadas por donde habíamos saltado e intentaban cerrarnos la salida. Sin
preocuparnos demasiado comenzamos a caminar hacia el interior de la cueva. La
luz se perdió rápido y la amplitud de la bóveda te dejaba con la boca abierta,
la luz de mi linterna no alcanzaba al techo o al final de la cueva. Es
preciosa, oscura, caliente… Te hace volver a sentirte un niño, un explorador,
es como si te pusieras de nuevo el sombrero de Indiana Jones y creas que un tesoro
por descubrir está a escasos metros de ti. Las formaciones rocosas se acumulan
a tú alrededor mientras el espacio se hace más pequeño, columnas de piedra,
formaciones salinas que parecen brillantes, piedras de todo tipo y color. Una
maravilla estar aquí dentro a oscuras sin saber si íbamos a volver a salir y si
nos estaban esperando fuera una panda de chinos cabreados con lanzas de bambú.
Vistas desde el puente de Xingping |
Al final las arañas nos respetaron y los chinos también se
quedaron al margen excepto unas cuantas barricadas de bambú que tuvimos que
sortear sin mucha dificultad. Cansados pero satisfechos nos dirigimos a
Yangshuo, con la sensación de haber ralentizado el tiempo y con la satisfacción
de vivir otro tipo de experiencias con la gente local. Me ha gustado el estilo
de vida en esta zona y si me preguntan ahora mismo, volveré.
Un lugar muy agradable para sentirse relajado, por dos razones, una porque en sí es una provincia de excelentes paisajes, algunos muy turisticos y la segunda( y más importante) es que lo describes y escribes muy bien y se nota. A través de tus palabras rezuma parte importante de la esencia de ese lugar, que yo he podido percibir y que nunca se podrá apreciar en las fotos ni en los videos. La palabra bien escrita supera cualquier medio . Tendrias que dedicarte a la literatura ó al menos a promorcionar aquellas cosas con las que te identificas de alguna manera.
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