viernes, 30 de diciembre de 2011

Navidad en Cat Ba - Hue

Cuando nos imaginamos la navidad la vemos siempre cubierta de nieve, en el calor del hogar y reunidos con los seres queridos alrededor de una mesa llena de exquisitos manjares, son momentos cercanos y cálidos, alegría e ilusión para los mas pequeños y los que no lo somos tanto, en definitiva, es la época del año para la familia.

Vistas desde la habitacion
Pues bien, para no defraudar a los que dicen que hago todo al revés, he conseguido que la navidad no sea nada de eso. Aquí no nieva, ni hace frio, ni papa Noel va entripado por los cielos metiéndose en chimeneas clandestinamente para dejar regalitos y beberse la leche que los niños tan cariñosamente le ponen en sus mesas. No señor… He querido celebrar la navidad a mi manera, en la bahía de Ha Long, mas concretamente en la isla de Cat Ba y mucho mas minuciosamente, en un resort a orillas del océano.

Antes de hablar de Cat Ba diré como llegue a la isla. Para los listos… si, en barco, un gallifante para ellos, pero lo que no sabéis es que a mitad de recorrido paramos en una cabaña flotante de la bahía para ser los pioneros del barco en meternos en un kayak y palada tras palada navegar durante media hora entre los islotes de Ha Long. Una experiencia que no creo que vuelva a repetir jamás, inolvidables las vistas y la sensación de surcar esas aguas.

Una vuelta en Kayak
Después de llegar a la isla y descansar un poco enseguida tuvimos que bajar a celebrar la noche buena, viendo que el pueblo no tenia mucho ambiente y que al fin y al cabo íbamos a estar solos, decidimos quedarnos en el resort y celebrarlo por nuestra cuenta, una cena a todo lujo que agradecimos, poco mas que celebrar y tras unas copillas en el bar nos fuimos a descansar.

El día de navidad lo dedicamos a ver el pueblo y la isla, viendo calas más o menos vírgenes que están empezando a ser invadidas por las selvas de los resorts de lujo. Una isla preciosa que según la lonely “esta sacada de jurasic park” y que no desmerece en absoluto, pero que me da la sensación que en unos pocos años, será un parque turístico mas. Esperemos que no sea así.

Antiaereo vietnamita
Tras el merecido descanso que nos metimos en la isla, partimos en dirección a Hue, capital del país durante 150 años y es la tercera mayor poblada de Vietnam. Sin grandes esperanzas la abordamos y con gran sabiduría la abandonamos. Pasamos dos días allí, el primero de ellos lo dedicamos a montarnos en un carricoche de esos que es empujado por una bicicleta y recorrer la ciudadela, callejones, casas pobres y barrios medio derruidos hacían que se te olvidara que te encontrabas en una gran ciudad y te hacia ver con un poco de imaginación, la vida de los vietnamitas dentro de ese recinto cuadrado. Gracias a nuestro “guía ciclista” encontramos un museo sobre la guerra de Vietnam, cerrado por dentro, pero en el que pudimos disfrutar de las diferencias tecnológicas entre los dos bandos, increíble como aguantaron estos pequeños asiáticos. Nuestro guía nos dejo clara su posición con un simple “americans not good”.

Seguidamente visitamos la ciudad imperial, recinto metido dentro de la ciudadela a modo de otra ciudadela, similar a la ciudad prohibida de Beijing, pero más pequeña y en ruinas, lo que más impresiona es la bandera vietnamita que esta a la entrada, supuestamente levantada por los vietnamitas del norte al conquistar la ciudad.

Casa Vietnamita
Pero la gran sorpresa de este país hasta ahora vino al día siguiente de la mano de nuestro guía de turno en uno de los tours alrededor de la ciudad que elegimos contratar. Aparte de conocimientos sobre los lugares de interés que visitamos, nos recito con maestría y con simpatía leyendas e historias sobre la vida vietnamita. Empezamos la excursión navegando a través del rio del perfume donde nos cruzábamos cada pocos metros con embarcaciones locales que en época baja de pesca se dedican a ser embarcaciones areneras. La primera visita fue a una casa típica vietnamita, pese a su carencia de espectacularidad, nos dejo el conocimiento de las costumbres locales, construyen la casa dirección sur, influencia de los chinos, debido a que hace unos cuantos años, Vietnam ocupaba gran parte del territorio del sur de China. Frente a la entrada de la casa, construyen un muro con ventanas con la creencia que los espíritus no pueden traspasarla y para aquellos espíritus que consiguieran saltar el muro, construían una fuente entre la casa y el muro de forma que al pasar por encima de él, los espíritus no se veían reflejados y se daban cuenta de que no pertenecían a este mundo y se daban la vuelta. Después de estas protecciones se encontraba la casa, dividida en 3 secciones.

Estas divisiones y construcciones no son aleatorias, ya que para los vietnamitas y para los budistas en general el número 3 forma parte de su creencia básica, para ellos la vida se compone de un círculo cíclico de 3 fases, la vida humana, la vida animal y la vida celestial. La primera de ellas es la vida humana y según te comportes en ella y los pecados que cometas que según ellos son 3; la pereza, la codicia y la curiosidad, te rencarnas en un animal para limpiar tus pecados, una vez trascurrida la vida animal, asciendes al cielo para posteriormente y según como te comportes en él, volver a la vida humana con mayor o menos fortuna.

Tras la visita a la casa seguimos con nuestro crucero fluvial mientras nuestro guía nos contaba costumbres y creencias del país. Como ejemplo, lo primero que se les enseña a los niños en la escuela es el poder de la unión frente a la unidad. A cada niño se le da una rama de bambú para que la rompan, lo cual los pequeños hacen sin ninguna dificultad, luego la profesora les da 10 ramas de bambú atadas entre si y los niños intentan romperla, sin resultado positivo alguno, los pequeños aprenden que unidos consiguen solucionar problemas donde individualmente fracasarían. Es una creencia fuerte debido a muchos años de lucha del pueblo contra invasiones como los mongoles (Gen gis Kan nunca consiguió conquistarles) y los chinos pasando por la conocida querrá americana.

Tumba 
Para acabar las visitas del día, pasamos por 3 de las tumbas de los emperadores que se conservan en los alrededores. Decidimos entrar en dos de ellas, no me pidáis nombres porque no me acuerdo, pero la primera fue del penúltimo emperador vietnamita el cual gobernó en época de mandato francés, por lo que al morir ordeno que fuera enterrado en una colina de forma que pudiera gobernar en los cielos por encima de la ciudad, donde estaban los franceses. La segunda fue la de Tu Duc (creo), gobernó hasta los 41 años falleciendo por el consumo de opio exagerado, tras 104 mujeres que no le dieron hijos, decidió adoptar a 3 chicos que heredarían el trono. El primero gobernó 3 días, cometiendo adulterio y fue condenado a morir tras 10 días en una prisión sin comida ni agua. El segundo empezó su mandato con el poder francés al frente, por lo que no le protegieron y fue asesinado por los mandarines. Y el tercero llego a gobernar junto con los mandarines y los franceses de forma conjunta para no perecer en el intento.

Entre las visitas a las tumbas, nuestro guía nos conto una leyenda vietnamita que os relato de memoria a continuación:

Bufalo
“Antiguamente Dios creo a los hombres y a los animales. Distribuyo a lo que se dedicarían de forma que a los hombres les dejo ociosos y felices, mientras que por ejemplo a los búfalos les hizo trabajadores y sufridores y a los monos charlatanes y con una vida solitaria. Dios disponía de un limite de años que distribuir entre todas las especies, que fueron repartidos según acudían las especies a verle, así a los búfalos dios les concedió 100 años, a los monos 40 y así sucesivamente.
Tras el reparto, el humano vio que tenia una vida feliz pero solo disponía de 20 años para disfrutarla y subió al cielo a pedir explicaciones. Dios le contesto que debido a su pereza fue el ultimo en acudir al reparto y solo tenia 20 años restantes, que no le tocaba ninguno mas. Decepcionado, el humano bajo por la escalera celestial, pero se cruzo con el búfalo, que subía, y curioso le siguió a ver que quería de Dios. El búfalo se quejo a Dios ya que, disfrutaba de 100 años de vida, pero era una vida de trabajo duro y esfuerzo constante y que era demasiado, así que Dios le concedió la mitad, quitándole 50 años de vida. El humano al subir y ver 50 años tirados y sin dueño, decidió cogerlos. Contento el humano bajo las escaleras de nuevo, pero se cruzo con el mono que subía, otra vez la curiosidad le pudo y le siguió. El mono le pidió a Dios que le quitara años, ya que vivía una vida solitaria y 40 años eran muchos para una vida tan pobre. Dios le rebajo 20 años. El humano al ver 20 años más sin dueño, decidió cogerlos y bajo satisfecho las escaleras con 90 años en su poder.


Por eso la vida que conocemos hoy en día se divide en 3 etapas. La primera desde que nacemos a los 20 años de felicidad y ociosidad, la vida original. De los 20 a los 70 de trabajo duro y sufrimiento, la vida del búfalo y los últimos 20 años de soledad y charlatanería, siempre enfadados, la vida del mono."


ENHORABUENA POR HABERLO LEIDO TODO

2 comentarios:

  1. LO he leido todo dos veces.¡¡genial!! y sabio al mismo tiempo.

    Los viajes es una univesidad unica que modela la personalidad, el caracter y da profundidad al alma entre otras virtudes.Saldras de este viaje con matricula de honor.

    Muchas gracias por tus historias

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