Mongolia es un país de contrastes, un país de recuerdos y un país de mucho, muchísimo frio.
Voy a intentar expresar con palabras lo que los pensamientos y los sentimientos me llevaron a vivir durante los últimos 7 días perdido por tierras de Genghis Khan.
EL VIAJE
Ya nos lo avisaron antes de partir, pero no he sido consciente de lo duro de la aventura hasta que no me he visto sumergido en ella. 7 magníficos días de trote cochinero en una scooby (furgoneta parecida a las de Rusia) que lejos de andar por asfalto, más bien se limitaba a no desmontarse sobre caminos de cabras. Y frio… un frio penetrante que por la noche te visitaba y te hacia enroscarte dentro del saco buscando tu propio calor corporal.
Empezamos el viaje con alegría, ilusionados con ver esta tierra deshabitada y extrema, pero como siempre que nos las prometemos muy felices la cosa se torció, cuando la noche nos envolvió por completo todavía no habíamos encontrado a la familia que nos tenía que acoger ese día. Al principio fue gracioso, pero después de 2 horas dando vueltas por la oscuridad, sin referencias algunas y confiando en la agudeza y el sentido de la orientación de un conductor que no sabía inglés, nuestras caras empezaron a tornarse en gestos de preocupación. Gracias a Ala, Budha, Jesucristo o a Michael Jordan encontramos a nuestra familia… debe ser un chiste mongol eso de moverse de sitio el día que llegan unos guiris a alojarse en tu casa.
Al día siguiente salimos temprano a ver las formaciones rocosas del Gobi, nada espectacular, pero no deja de ser curioso que en medio de la nada existan estas rocas. Antes de dirigirnos a nuestra segunda familia de acogida, pasamos por Tsagaan suvarga, un “mirador” donde se veía una explanada hasta el horizonte donde antes existía un mar inmenso, vistas espectaculares.
Pero no fue hasta el cuarto día que nos encontramos cara a cara con el desierto del Gobi en todo su esplendor, el tercer día me lo salto porque estuvimos en Dalanzadgad, una ciudad donde pudimos descansar y aprovisionarnos con agua y alguna chocolatina para el viaje. Como decía, el cuarto dia comenzó con una excursión al ice valley, un desfiladero que discurre entre montañas nevadas por el que pasa un pequeño riachuelo helado, un paseo por él nos mostró el encanto del lugar, con tributos mongoles cada pocos pasos a la naturaleza. Curioso saber que con el desierto a pocos pasos, estemos a bajo cero atravesando montañas nevadas. Durante la caminata nos acompañaban montones de ratoncitos/cobayas/hámsteres/lo que sea, era gracioso escucharles.
Y por fin el Gobi, después de unas horas de saltitos en Scooby divisamos las dunas a lo lejos, se empezó a formar en mi cabeza lo que de verdad era el Gobi. Paramos a un par de kilómetros de las dunas, en los Gers de nuestra familia de acogida y en 1 hora estábamos subidos a nuestros camellos recorriendo la distancia que nos separaba de un autentico desierto de arena fina, soledad total y un frio de cojones. Sin duda alguna lo mejor del viaje y lo mejor de Mongolia.
Tomar viento el palier |
Y al día siguiente el desastre… A tomar por culo el palier de la furgoneta y por consiguiente, a tomar viento furgoneta y día de excursión, nos quedamos en un ger de una familia improvisada a la que llegamos gracias a la amabilidad de un 4x4 de una excursión privada de unos israelitas si no llega a ser por ellos, me hubiera convertido en un bloque de hielo (por la noche se alcanzan fácilmente los 15 grados bajo cero en esta época, -50 en algunas zonas). Día completo perdido, imposible ver las excavaciones de los dinosaurios y un sitio que se llama Ongy Field (a saber…). Al día siguiente por fin llego nuestra nueva furgoneta que sorprendentemente se movía más que la anterior, así que la llamaremos súper scooby, menudos meneos que daba esa cosa!
El resto del viaje lo pasamos un poco desanimados e improvisando sobre la marcha donde dormir, con la sorpresa que la última noche la pasamos en un ger autentico, de una familia que nos dejó el suyo propio no sin antes pasar por el único bar del pueblo donde cenamos en una tasca y donde nos pusieron musicote para bailar… fue el día más genuino del viaje y un recuerdo que no muchos turistas se pueden llevar. Los caminos de la providencia son inescrutables.
LOS MONGOLES
Son los ascendentes directos de Chuck Norris, de hecho estoy seguro que Chuck es una mezcla y si se enfrenta a uno de estos tíos sale con el rabo entre las piernas. Que tíos más duros y que tíos más pequeñitos, tienen toda la dureza en un cuerpo minúsculo. Nosotros congelados a lomos de nuestros camellos por el Gobi y nuestro guía casi descamisado diciendo que era un día normal, que nada de frio, que “im sorry im sorry”... que tío mas grande.
Son familias nómadas que se mueven por el desierto dependiendo de las necesidades que tengan sus rebaños, tanto de ovejas, cabras, caballos, camellos o vacas… viven en Gers, esas “cabañas circulares” que habréis visto alguna vez, tienen un encanto especial, el centro de cada ger está dominado por una estufa que funciona con mierda (literalmente) seca de camello y en los más lujosos con madera (mucho mejor). Están adornados con colores vivos y alrededor de la estufa se ponen las camas, en nuestro caso 5, aunque en el último que estuvimos, solo había dos y a algunos nos tocó dormir en el suelo.
Es un niño |
Tienen costumbres diversas, que no he podido conocer a fondo, como curiosidad diré que esnifan tabaco o algo parecido sacado de un botecito, que nos dieron a probar y era como el vick vaporub, te despejaba la napia que daba gusto. Otra costumbre es ofrecer leche de camello a los visitantes, solo hubo una familia que nos la ofreció, y menos mal, su estampa, que mala esta, amarga como ella sola y con una textura melosa que mejor no decir a lo que podría parecerse… A los niños pequeños no se les corta el pelo hasta los 3 años por primera vez, así que hemos tenido algún que otro malentendido con niñas que resultaban ser niños, pero es que era normal equivocarse.
Juegan a juegos de mesa y nos concedieron el honor de jugar a uno de ellos, con huesos de cabra sobre una manta y que como las canicas había que hacer chocar unos con otros haciendo parejas. Quede tercero. No está mal…
Otra costumbre mongola es el instrumento nacional, morin khuur, una especie de violín con dos míseras cuerdas que unas niñas de unos 11 años se pararon amablemente a deleitarnos con la canción Mongolia Melody, magníficamente tocada y verdaderamente preciosa todo un placer para los oídos.
Como gastronomía nos hemos alimentado a base de todo tipo de sopas de macarrones, arroz, raviolis… todo con verduras y carne. Estaba bueno, pero tras tres días comiendo y cenando lo mismo se echa de menos un buen filete de carne o algo para cambiar los sabores. Pero no puedo tener queja, nos han dado muy bien de comer.
Son personas entrañables, amables y que están dispuestas a alojarte en su casa si lo necesitas, es cierto que nosotros hemos ido con dinero de por medio, pero estoy seguro que no pondrían pegas para hacerlo desinteresadamente. Un placer conocerlos!
Baño de lujo |
P.D: Como mejora tengo que recomendarles que pongan algún tipo de baños, porque madre mía de mi vida… he conocido pocilgas de cerdos con mejor olor y apariencia que estos agujeros en medio del desierto.
SENSACIONES
Deje mi contribucion en el desierto |
Si queréis hacer un ejercicio conmigo, solo tenéis que coger un poco de tomillo, y un ventilador, enchufároslo a la cara y oler el tomillo… la primera parte del viaje es exactamente así. Me distancie del grupo bajando por una colina y me deje llevar por los olores y la soledad, cerré los ojos al andar y me vi trasladado a mi pueblo, en la mismísima castilla la mancha, podía sentirme allí, trasladado a mis años de juventud donde aprendí lo poco o mucho que se de campo y de donde guardo momentos en mi memoria de los que me siento especialmente orgulloso. Digamos que sentí que Minaya y Mongolia no tenían muchas diferencias.
El valle de hielo es como un pasadizo a lo desconocido, te sumerges en un paso claustrofóbico con una entrada y una salida a kilómetros de distancia, donde el frio te congela las ideas y donde el hielo te rodea por completo. Es algo mágico, los mongoles veneran estos terrenos y sí que es cierto que te sientes envuelto en un paraje inhóspito y extremo.
Pero de donde más sensaciones mágicas me llevo es de las dunas del Gobi. Mágicas! No tengo palabras para describirlas, la vista se te pierde entre onduladas crestas de arena azotadas por el viento, más duras de lo que pensaba por la parte donde le da de pleno, y blanditas por donde descansa la arena plácidamente. Me hace pensar en las dos caras de una moneda, en las dos caras de todo, me pierdo en mis propios pensamientos, el frio me hiela la sangre pero me deja pensar, ojala todos tuviéramos un lado suave. El atardecer cubrió las dunas de ocre, y nos fuimos a dormir, no sin antes echar la vista atrás y agradecerle al desierto que me dejara verle en todo su esplendor. Un sueño hecho realidad después de leer la ruta de la seda.
LA HISTORIA DE PACO
Paco es el feo de sus cinco hermanos mongoles, pero pese a su poco atractivo ha sabido ganarse mi aprecio. Me ha abierto puertas que antes eran impensables para mí, alguna vez me lo había planteado pero lo veía la posibilidad tan lejana que ni siquiera había reparado en que podía llegar a hacerse realidad. Me trato con cariño en todo momento, supo llevarme suavemente por esos terrenos que siempre son abruptos cuando eres virgen en un aspecto de la vida, supo calentarme con acierto y se portó como un verdadero caballero. La única pega que le tengo que poner a Paco es su poca delicadeza a la hora de moverse mientras le cabalgaba, demasiado duro para mi gusto y mi pobre culo se ha resentido, todavía hoy en día me duele, supongo que es porque ha sido mi primera vez, espero que si hay alguna vez mas, mejore con el uso. Muchas gracias Paco, ha sido un honor traspasar esta barrera de mi vida contigo!
Paco |
En definitiva Mongolia es un país de contrastes, de gente maravillosa, de lugares fantásticos y sobretodo que no está contaminado por el virus del turismo, no hay grandes hoteles ni autovías ni esta todo explotado… simplemente es un país que merece la pena visitar antes de que se corrompa por completo.
MONGOLIA: 8
Recomendaciones: Llevaros ropa de abrigo por estas fechas, madre de dios que frio… Y armaros de paciencia, no hay carreteras, solo caminos de arena y en mal estado. Es un caos y un sufrimiento andar 5 horas de media por día por esos caminos pero merecerá la pena, os lo aseguro!
Mañana nos vamos a china, espero tener solucionado el problema de la censura china y que pueda escribir desde allí. Veremos qué pasa, el gigante asiático nos espera y voy con ganas de conquistarlo. Nos vemos!!!
Que bicho es el de la segunda foto?????
ResponderEliminartodos tenemos un lado suave javi, solo tienes que encontrar que hace que salga jajajaj.
ResponderEliminarRecuerdo que pusiste que tu compañero de viaje tenia un blog tambien!! nos lo das???? así tambien le seguimos a él, bueno hablare mejor por mi, le sigo y conozco mas cosillas!!!
te veo muy bien, por aqui esta lloviendo a saco, llevamos unos dias asquerosos, esa es la mejor palabra que los define pero bueno esperemos que mejore un poco tiempo,por lo menos para que se me cure la gripe esta que no quiere irse.
Espero que nos sigas escribiendo!!! un besoteee
Gracias por seguirme!!!
ResponderEliminarRaquel!!!! me encanta que me sigas!! el blog de uno de mis compañeros es http://memoriasdeasia.blogspot.com siguela!!! Un beso muy fuerte!!
Carlos... el bichillo es una especia de cobaya/hamster que vive en el desfiladero del ice valley... hay miles de ellos por todas partes y hacen un ruido caracteristico muy gracioso. Un saludo!