miércoles, 26 de octubre de 2011

Mongolia - UlaanBataar


UlaanBataar es una ciudad sin hacer, sin mucho atractivo a decir verdad pero su gente guardaba el mayor regalo que he tenido en este viaje, y ese regalo no es otro que sus risas. Mongolia, pese a estar encerrada entre dos gigantes como Rusia y China, tiene en su gente un tesoro que debe conservar, ven la vida con una sonrisa en la boca, aunque bueno, a lo mejor no es más que fruto de mi imaginación al dejar atrás la seriedad Rusa… quien sabe…
Entrada al templo

Hemos visto un templo budista llamado Migjed Janraisig dedicado al buda de la compasión con una estatua de 26,5 metros donde a sus pies me he purificado con su incienso inclinándome sobre él y llevándome el humo a la cara con la mano. No sé exactamente cuál es el significado, pero no sé si ha sido debido al humo o a los canticos de los monjes que sonaban envolviéndonos en el templo, que he salido como adormecido… sumido en una tranquilidad que hacía tiempo que no sentía.

En definitiva, hemos pasado 2 días viendo la ciudad, caminando, adecuándonos al estilo de vida mongol, cruzando calles sin orden aparente, jugándonos los bigotes en cada cruce y comiendo piñones que los vendedores callejeros vendían como rosquillas por la calle. Nos hemos sentido uno más de la ciudad y hemos cerrado los dos días de visita con una cena con los californianos que conocimos en nuestro viaje al baikal. 
Parlamento Mongolia

Ahora os escribo desde un ger en medio de la estepa de Mongolia, llevamos 2 días de tour y es nuestra segunda noche en un ger, hace frio, pese a estar metido en un saco de dormir y con una manta encima, puedo sentir como poco a poco la piel pierde su calor. En cierta forma esta situación me lleva a la reflexión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Protected by Copyscape Web Plagiarism Scanner