Por si no lo sabíais el gobierno Chino hacia unas semanas
que habían cambiado los requisitos para poder entrar al Tíbet, en este caso
habían forzado la situación para que solo se emitieran permisos a grupos de 6
personas de la misma nacionalidad, ni que decir tiene que era prácticamente
imposible que saliera un grupo de 4 españoles mas en las mismas fechas que
estábamos nosotros por allí.
Pero ay! Esa llamada! Nos comunicaban que habían encontrado
2 españolas y que con un grupo de 4 podíamos tener los permisos, pero que teníamos
que estar en kathmandu lo antes posible para iniciar los tramites, así que sin
duda alguna y sin pena que dejar atrás y con toda la ilusión del mundo salimos
escopetados a kathmandu, donde entregamos pasaporte y pagamos el tour del Tíbet
a la espera que nos confirmaran todo.
Y como en esta vida pasa muchas veces… engordar para morir…
Al final todo se ha ido al carajo, toda la ilusión depositada en una región y
un viaje a través de los Himalaya, un entorno único para cerrar un viaje único,
un broche perfecto, se ha esfumado. 2 años planeando este momento para que 1
semana antes de hacerlo, 3 tibetanos se prendieran fuego en Lhasa como protesta
hacia el gobierno chino. 4 años hacia que no pasaba algo así y nos toca cuando
estamos a punto de hacer nuestra entrada triunfal, ni que decir tiene que China
ha cerrado fronteras a turistas y el campo base del Everest, Lhasa y la
carretera de la amistad ha quedado cerrado en este viaje.
Viéndolo por el lado positivo, menos mal que han cancelado
el viaje, porque si llegamos a entrar, según la situación como esta no
hubiéramos disfrutado como se merece de esta región. Así que con desilusión
pero que coño! Satisfechos con un viaje de más de 8 meses y viendo todo lo que
hemos visto, solo tenemos que tachar de nuestros planes iniciales este trocito
del mapa, que quedara para el futuro por supuesto.
Y entre medias de tanta mala noticia, hemos volado! La
segunda vez en mi vida que hago puenting (la primera en NZ con unos
acompañantes de lujo) pero esta vez ha sido algo más serio… 160 metros de caída
y uno de los saltos más grandes del mundo. He tenido el privilegio de regalarle
el salto a mi compañera que era su primera vez y que estoy seguro que no se le
olvidara nunca, su cumpleaños es en breve y seguro que se cagara en mí por los
nervios iniciales aunque luego salto como una profesional!
Solo nos quedan unos días de viaje que dedicaremos a
comprar, descansar y ver Pokhara otra vez (que se nos hizo corto la primera),
exprimiendo y haciendo recopilación de lo vivido.
Solo una entrada más de blog… será la despedida.
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