Miro por la ventana y no veo el mismo paisaje cada vez que
lo hago. Hemos dejado Delhi para viajar en tercera clase en tren hacia Pushkar.
Vista desde la habitacion |
Antes de la capital hemos tenido la gran oportunidad de
disfrutar de una ciudad que a priori no entraba en mis planes pero que me ha
sorprendido tan gratamente que estoy seguro que algún día volveré a visitarla.
Hablo de Dharamsala, mas concretamente McLeod Ganj pueblo donde se encuentra el
gobierno tibetano en el exilio, situado en la entrada del Himalaya y donde
hemos podido saborear el autentico Tíbet antes de enfrentarnos a él en Lhasa
directamente. Montañas nevadas, valles verdes, ríos, banderas de oración,
templos, monjes, meditación, yoga… todo salpicado con la espiritualidad
tibetana y agradeciendo por primera vez que sea también algo turístico (estaba
hasta las mismas de espaguetis con champiñones y curri picante) para poder
comer algo decente.
Delhi |
Delhi en si no deja de ser una gran urbe, y como tal tiene
sus puntos buenos y sus puntos malos. Supongo que en mi situación hace que vea
a Delhi de manera diferente. Por mucho que me sorprenda he dejado de ser
“turista”, esa persona que llega a una ciudad y ve monumentos y museos tirando
fotos por doquier, he pasado a ser una persona que le gusta mas pasear por un
mercado, perderme entre callejones alejados de la zona turística y que se
maravilla mas por la mirada incrédula de un niño al verte que por ver el fuerte
rojo de la ciudad.
Aun así Delhi tiene su encanto, entre todos los lugares que
hemos visitado en la ciudad yo destacaría uno sobre los demás, la tumba de Humayun.
Construida por la mujer de este emperador mongol y que su estructura y diseño,
al cabo de los años, dio vida a lo que hoy es el taj mahal, merece una visita.
Merece la pena perderse por la ciudad y ver los mercados y la mezquita de Jama
Masjid, que compite en belleza con la tumba. Si se soporta el calor hay muchos
mas lugares de interés que merecen la pena, pero si se va en esta época o mas
tarde, aprovechar la mañana y el atardecer, que a mediodía es imposible moverse
sin desmayarse. Que calor!
Tumba de Humayun |
Después de saborear el Tíbet tengo ganas de adentrarme en
las montañas, de respirar el frescor y el aire puro y de maravillarme con los
paisajes y la cultura de allí, pero antes nos queda mucha india y la mas
impactante, el taj mahal, Varanasi, darjeling… pushkar, Jaipur… hay que
prepararse para el calor y para la comida, que ya esta pasando factura. Eso si,
mi tripa cervecera lo ha agradecido!
Interesante reflexion la tuya....Un viajero es el que viaja para hablar y mezclarse con los lugareños un turista apenas se mezcla y solo ve monumentos y curiosidades.
ResponderEliminarAhora que vas a la parte mas espiritual de tu viaje, alimenta tus neuronas sin llegar al exceso de hacerte monje , ni siquiera seguidor del Dalai Lama. Disfruta y prepara mas cronicas y fotos .