Fuerte |
Tambores, flautas y canticos nos acompañan mientras subimos
las empinadas cuestas de piedra del fuerte de Jodhpur, en cierta forma nos
envuelven devolviéndonos a la época de esplendor que el imperio Mewar tuvo
siglos atrás. Dejándome llevar por ella es fácil imaginarse los adornos en las
paredes, la gente llegando a la puerta en forma de 90º que el marajá ideo para
prevenir los ataques de elefantes, comerciantes llegando de todas partes
llegaban a este punto estratégico de las rutas comerciales para vender sus
productos. Un bullicio que dotaba a este esplendoroso fuerte de una vida que
actualmente carece de ella.
En los tiempos que corren el marajá ha perdido el poder que
antiguamente ostentaba su familia, dejando el fuerte en manos de una fundación
que el dirige para conservar el legado familiar. Es bonito de ver y muy
interesante escuchar la audio guía que te lleva a través de sus salones y
patios. Desde las ventanas se observa el horizonte a lo lejos, y a los pies del
fuerte, la ciudad de Jodhpur, la ciudad azul, a decir verdad no es tan azul
como me la esperaba, algunos edificios si que tienen el característico azul
antiguamente vetado a la clase baja, pero que actualmente se ha liberado y es
un buen repelente de insectos y aislante.
vida ciudad |
La ciudad dormita de noche, recuperando las fuerzas con las
que cada día atormenta los sentidos de las gentes extrañas a su vida. La torre
del reloj es el punto central de la ciudad amurallada, rodeada por un
bullicioso mercado durante todo el día, a decir verdad, la ciudad entera es un
completo caos de puestos callejeros, tiendas, vacas, motos, rikshaws, basura,
vacas, basura, basura, basura…
Entrada fuerte |
El olor es característico y mejor no decir a que huele, el
calor agobiante, la sensación de ahogo es palpable, te sientes observado,
saludado a cada paso por hindúes con ganas de charlar o venderte algo (si eres
mujer para mas cosas), pero los colores, la sensación de estar perdido en otro
mundo y la cultura te envuelven en un contraste de sensaciones que hace que el
recuerdo de lo vivido sea agradable.
Bangalore, Goa, Hampi, Bombai, Udaipur… son ciudades que nos
han visto pasar y ciudades que nos han introducido a India de diferentes
formas. Desde el restaurante de carne de vaca de Bangalore (exquisito), hasta
la ciudad blanca de Udaipur con sus palacios, pasando por la visita al cuerpo
incorrupto de mi santo en Goa, el oasis de Hampi con sus ruinas y el caos de
Bombai, India nos ha sorprendido. Nos queda mucho que ver en este país y mucho
que recorrer. Jaisalmer y Bikaner, desierto y un templo sagrado de ratas…
Estamos contentos de ver tus cronicas otra vez... pero aun mas contentos si nos obsequias con un pequeño resumem de los meses mudos, que han sido dos.
ResponderEliminarDe la India esperamos cronocas tan buenas como la de hoy , breve pero estupenda. ¡Necesitamos mas!