Cafe! |
Nuestra primera parada fue un campo de cultivo de te y de café donde pudimos degustar los aromas y sabores de ambas infusiones y decidimos llevarnos un poco de café para las ocasiones especiales en casa.
Meditacion |
Justo después, tuvimos el honor de contemplar majestuosa la cascada más alta de todo el sudeste, Tad Fane, saliendo con fuerza de la espesura de la selva y precipitándose al vacío por una caída de 130 metros al fondo de un cráter volcánico. Bonito de ver, aunque en la distancia, una pena que el mirador no este mas cerca y mejor acondicionado, pero de esta manera seguro que se conserva mejor lejos de las manos y la contaminación de la masa social.
La siguiente parada las cascadas de Tat Yuan, menos impactantes pero a mi parecer mas mágicas, pudimos observarlas desde arriba y bajar hasta el lago que se forma en su caída, donde comprobamos su gélido tacto y disfrutamos de la visión de la cascada y de los monjes que la visitaban.
Paramos a comer en las últimas cascadas del día, las Tad Lor, donde después del almuerzo y con el calor rebosando por cada poro de nuestra piel, decidimos que no nos podíamos marchar sin meternos en el agua. Tras varios intentos fallidos debido a la bravura del agua y de lo complicado que es moverse descalzo por el suelo de rocas empapadas, optamos por remojarnos debajo de las pequeñas cascadas que se formaban al inicio, una autentica ducha natural que nos refresco cuerpo y mente de manera inmediata.
Una de las sorpresas enriquecedoras que nos dio el tour fue la visita a 2 aldeas de minorías étnicas donde pudimos ver como viven de manera autentica esta gente.
Terminando con el sacrificio |
La segunda aldea conocida por las mujeres sentadas bajo el techo de paja tejiendo a mano laboriosos pañuelos o faldas de colores fue la de Ban Huy Houn, nos marchamos sin comprar nada, que el presupuesto era limitado, pero hubiera sido un gran recuerdo.
Wat Phou Champasak |
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